martes, 31 de enero de 2012

LA TERCERA REVOLUCION INDUSTRIAL- SEGUNDA PARTE

LOS CAMBIOS DE LA TERCERA OLA

2) La Bioingeniería
A mediados del siglo XVII, el comerciante holandés Leewenhoek describió sistemáticamente los microorganismos que había logrado observar con el empleo de sus rudimentarios microscopios (microbios a los que denominó "animálculos") con lo que se dio inicio a la Biología. Esta ciencia, sin embargo, tardó un tanto en su evolución, hasta que en el Siglo XIX, Louis Pasteur (1822-1895) demostró terminantemente que los microbios no aparecían por generación espontánea sino que ellos se trasladaban por el aire, contaminando por este medio a todos los alimentos que estaban expuestos y sin protección; Pasteur puso de manifiesto, igualmente, que todos los procesos de fermentación provienen de intensas actividades microbianas, aunque fue recién a mediados del Siglo XX que se pudo diferenciar la putrefacción (causada por las bacterias) y la fermentación (causada por las levaduras).
Se estima que las bacterias hicieron su aparición en la tierra probablemente hace unos cuatro mil millones de años; a lo largo de esa enormidad de años, ellas se fueron adecuando a las condiciones más duras de vida, lo que les permite hallarse en todos los rincones y vericuetos del planeta: se les encuentra en las laderas de los volcanes, en zonas sulfurosas y en ambientes con temperaturas próximas a los de la ebullición del agua; las hay a más de 2 000 metros bajo la superficie marítima, etc.; la NASA ha detectado bacterias a la altura de 30 kilómetros; los especialistas estiman que en cada hectárea de tierras agrícolas existen de 200 a 5 500 kilos de microbios, lo que se explica por la gran velocidad de reproducción que tienen, cuando las condiciones les son propicias, en cuyo caso su expansión es sencilla: habiendo calor, humedad y alimentación crecen a velocidades enormes, dividiéndose en dos cuando su tamaño llega a un cierto volumen. Se estima que en condiciones óptimas y sin que existan limitantes externos, las bacterias podrían alcanzar una masa mayor que todo el planeta tierra en el breve lapso de tres días. Su versatilidad y capacidad reproductora explican, por lo demás, que el 90 por ciento del material viviente que existe en la tierra esté constituido por los microbios. Se calcula que en cada centímetro cuadrado del cuerpo humano viven unas 100,000 bacterias, siendo la mayor parte de estos seres micros-cópicos benéficos para las personas, (lo que explica la dependencia humana respecto a las mismas). La versatilidad alimenticia de las bacterias es tan grande, que algunas variedades de ellas cuando son puestas en desechos minerales pueden consumir todos los materiales que ellos contengan y que no sean ciertos minerales, así es que por este procedimiento de lixiviación «natural» se puede obtener directamente cobre en minas de cielo abierto (como efectivamente se está haciendo en Canadá y los EE.UU.); Sudáfrica está empleando bacterias como purificadoras metálicas en sus minas de uranio; las grandes empresas siderúrgicas emplean bacterias para provocar alteraciones en la composición química de algunos tipos de hierro para obtener otros más adecuados o deseados; hoy se están empleando bacterias para limpiar compuestos químicos, sustrayéndoles productos petrolíferos, asfalto, polietileno y hasta poderosísimos venenos como el fenol, el DDT y aun el "agente naranja", que es el poderoso defoliante empleado por los EE.UU. en la guerra de Vietnam.
Pero los hongos y las bacterias no sólo pueden ser útiles por lo que consumen, sino también por lo que producen, pues ellos pueden generar un moho que mata las bacterias infecciosas, como es el caso de la penicilina y la estreptomicina.
En cuanto a la fermentación, ella está vinculada a muchos de los últimos miles de años de la vida humana. Este es el caso de los sumerios y los babilonios, que fabricaban cerveza a partir de la cebada; los incas obtenían el ajha (o chicha) por la fermentación del maíz; así es que por este camino experimental y de observación sistemática nació el malteado; también se obtuvieron los cereales germinados, la destilación de las bebidas alcohólicas, los vinagres y el queso, el pan, el yogurt, el sake, etc. Pero estos procedimientos que acompañan a la humanidad desde hace milenios, de pronto tuvieron un vuelco cuando en 1953 Watson y Crick descubrieron la estructura molecular del ADN, que contiene el código genético y que encierra la clave de la vida: el gen señala a la célula cómo debe proceder y qué debe hacer y también qué producir, señala el camino de la vida y también la fecha de la muerte (es como el software que manda a los ordenadores lo que deben hacer en cada momento). A partir de este descubrimiento, se fueron profundi-zando los conocimientos que se tiene sobre los genes, que son partes integrantes de las hélices en que se expresa la molécula de ADN; se descubrió, por ejemplo, otro ácido parecido al ADN, pero que a dife-rencia de éste no se halla en el núcleo sino que se encuentra esparcido en toda la célula, teniendo como función la de transmitir y ejecutar las órdenes procedentes del ADN. A base de todos estos avances, en 1973 dos científicos (Boyer de la U. Berkeley y Cohen de la U. de Stanford) concibieron y ejecutaron la hazaña de trasladar los genes de un organismo a otro, con lo que algunas propiedades o comportamientos de un ser viviente se pueden transferir a otro ser viviente también microscópico; así es como se dio nacimiento a la llamada ingeniería genética, que hoy constituye uno de los puntos más altos de la ciencia y tecnología de vanguardia. Posteriormente, Cohen mismo explicó los posibles alcances de la novísima especialidad científica, en los términos siguientes: "La manipulación de genes amplía las posibilidades de construir células bacterianas que pueden cultivarse y a un precio reducido, y que sintetizarán una amplia variedad de sustancias producidas biológicamente, como son los antibióticos y las hor-monas e incluso enzimas capaces de convertir directamente la luz solar en sustancias alimenticias o en energía utilizable. Quizá proporcione incluso una base experimental para introducir nueva información genética en las células vegetales y animales".


1977, la primera empresa de ingeniería genética del mundo empezó a producir hormonas cerebrales para su venta médica comercial, además de otras hormonas más. El año 1982, en el puerto inglés de Liverpool, comenzó a funcionar la primera fábrica dedicada a la producción de insulina humana. Para entonces ya se vendía en los mercados médicos el Interferón para el tratamiento del herpes y algunas formas de cáncer, factores sanguíneos para la cura de la hemofilia, agentes anticoagulantes que permiten el tratamiento más eficaz de los males cardíacos, la hormona que controla el crecimiento de los huesos humanos, sustancias (como las citoquinas y las linfoquinas) empleadas en el equilibrio de los sistemas inmunológicos, sustancias especí-ficamente empleadas en el control de los estados anímicos, y así suce-sivamente.
En la actualidad operan una gran cantidad de empresas dedicadas a la producción de alimentos y medicinas, radicadas en los países más poderosos del planeta. Esta novísima industria biogenética puso en retroceso a todas las que, empleando procedimientos tradicionales, se dedican a la fabricación de artículos similares, y el tiempo opera en favor de aquéllas y en desmedro irremisible de las que usan tecnologías que son del pasado.
3) Las Telecomunicaciones
Las telecomunicaciones están cambiando todas las formas de vida y de trabajo tradicionales. Tomemos para probarlo, el caso de la burótica (o de la tecnología de la oficina) expresada en que las grandes empresas de los países más poderosos tienen en sus oficinas compu-tadoras, en las que al teclearse un terminal aparece en la pantalla el texto (carta, oficio o memorándum) que se pretende remitir a otro lugar, para cuyo efecto se pulsa el botón de envío y a los pocos segundos la comunicación se refleja en la pantalla de otra oficina del mismo edificio o de otra ciudad a miles de kilómetros de su punto de remisión. Pero los ordenadores de las telecomunicaciones se están empleando también en las viviendas particulares, de quienes quieren establecer comuni-cación a distancia. A su vez, el fax puede enviar transcripciones exactas de textos o diseños, de una ciudad a otra o de un país a otro (con el efecto de que las fronteras ya no son ningún filtro y el espionaje deviene casi en incontrolable). Asimismo, ahora se está generalizando el empleo de la caja de comunicaciones, que resulta de la fusión del ordenador con la televisión, lo que permite hacer todas las operaciones comerciales sin el requisito del desplazamiento, como por ejemplo, tener cotizaciones, pagar facturas, comprar alimentos, etc. Como las informaciones periodísticas por la telemática son tan rápidas, los periódicos están cambiando ya su contenido, sustituyéndose las infor-maciones por los artículos largos y los análisis y gráficos extensos. Los teléfonos conectados a ordenadores pueden buscar a la persona con que se quiere establecer comunicación, mientras el interesado realiza otras tareas. Las centrales de informaciones pueden transmitir a cualquier punto textos de cualquier tipo, referido a publicaciones de cualquier parte del mundo, etc.
De su lado, los semiconductores y la fibra óptica están dando un nuevo impulso a la revolución fantástica de las telecomunicaciones. La fibra óptica no es sino un cable que permite transmitir comunicaciones o informaciones mediante pulsiones de láser; hasta ahora estas comunicaciones se realizaban por medio de los cables de cobre, con el efecto de que las grandes ciudades ya no pueden soportar la enormidad de cables cupríferos de todo grosor que las comunicaciones modernas requerían; pero esto ya está acabándose, pues las redes de fibra óptica y las ondas luminosas están sustituyendo rápidamente a los pesados cables de cobre, debido a que la economía que se obtiene con el cambio es de tal magnitud que por una fibra óptica del grosor de un pelo pueden pasar 50,000 llamadas telefónicas de ida y vuelta, para lo cual se precisan 5 cables de cobre con el diámetro de medio metro cada uno (la diferencia económica a favor de la fibra óptica es, como puede verificarse, absoluta y total). Por eso es que las más grandes empresas transnacionales se han volcado a la fabricación de fibra óptica: la Corning Glass de EE.UU. la produce en gran escala, pero también hace lo propio la Fujitsu Fanuc y la National Electric C. (NEC) del Japón, la Siemens de Alemania, la Philips de Holanda, y ya están entrando en el negocio la Nippon Telegraph and Telephone (NTT). Conjuntamente con esto, las grandes empresas compiten por sus países en el establecimiento de satélites artificiales, a través de los cuales se captan informaciones, se efectúan tomas fotográficas y se viabilizan las comunicaciones a larga distancia en tiempos fantásticamente cortos, así como se realizan las comunicaciones a larga distancia, en lapsos increíblemente breves.
Otro hecho digno de remarcarse es que, pese a la crisis de 1973, el Japón es el país que más alta tasa de crecimiento de su P.B.I. muestra (la que durante la década de los años 70s fue del 5,0 por ciento anual) en tanto que los Estados Unidos muestra una tasa promedio anual de crecimiento de su P.B.I. de sólo el 2,8 por ciento, lo que sumado al hecho que esa misma potencia había exhibido en la década anterior la tasa más baja de su P.B.I. explica suficientemente que los Estados Unidos es el país que más ha sufrido por los cambios de la época, con el resultado de que su posición relativa en el mundo ha disminuido. Asimismo, para protegerse de las consecuencias derivadas de la retracción, las distintas potencias han procedido a crear bloques económicos, o han tomado medidas orientadas a que los procesos correspondientes se aceleren; esto explica que: (1) La Comunidad Económica Europea entrará en pleno vigor hacia 1992; (2) El Mercado Común de América del Norte al que se ha denominado integración silenciosa (porque se ha realizado en el plano de los hechos antes que en las negociaciones especiales) en su fase inicial comprende la integración entre EE.UU. y Canadá (desde 1992) para luego proceder a la práctica absorción de México en el bloque; (3) El Eje Económico de la Cuenca del Pacífico, que es la nueva espina dorsal alrededor de la que va girando la economía mundial, formado principalmente por el Japón e integrado por Australia, Nueva Zelandia, Canadá, Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Corea de Sur y del Norte, Taiwan, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia, sea una vigorosa realidad; (4) La Integración Económica de los Países Nórdicos (Suecia, Noruega y Finlandia) basada fundamentalmente en la gran cooperación e integración de sus industrias del conocimiento, se intensifica más aún; (5) La Comunidad Económica de América Latina, que hasta ahora ha sido más teórica que real, deberá llevarse a cabo por los imperativos de la hora; (6) La Comunidad Económica de la Europa Oriental, bajo la guía rusa y que hoy encara una necesaria reestructuración económica profunda, busca alguna forma de reanimación.
En los países industrializados, los momentos más depresivos de sus ciclos económicos fueron 1973 y 1982; en 1973 se presentó una brusca caída económica por causa de que el precio de una materia prima esencial y sumamente difundida que es el crudo, sufrió una violenta alza; en 1982, en cambio, la crisis se debió a que, como el Japón se había lanzado a la aplicación de las novísimas tecnologías al comenzar la década de los 80s, sus productos de alta calidad y bajo precio invadieron los mercados de EE.UU. y Europa, provocando un exceso en la oferta del producto local y la semi paralización de grandes ramas productivas, como es el caso de la industria automotriz norteamericana (que vio cubierto su mercado interno, en un tercio, por productos japoneses) o de la industria siderúrgica norteamericana y europea (que de pronto se encontraron con que los productos japoneses, fabricados con el empleo de robots y que emplean menos gasolina, invadieron sus mercados con artículos de alta calidad y de bajos precios) o de la industria naviera europea (cuyos astilleros pararon debido a que no podían competir con sus similares japoneses, altamente robotizados), etc.
El hecho es que, en 1982, el PBI de algunas potencias como Suiza, Alemania Occidental, Italia y Estados Unidos sufren un fuerte decrecimiento (o muestran una tasa negativa de expansión) como se puede verificar en el cuadro siguiente

Como puede verse en el cuadro Nº3, en la década de los años 70s la economía japonesa mostró las tasas anuales más altas en cuanto al crecimiento económico (en el conjunto de los 7 países considerados) siendo notable que mantenga su liderazgo en los comienzos de la década de los 80s, mientras Alemania muestra un fuerte bache en 1981 (pues decrece su PBI en menos de 0,3 por ciento) en tanto que el año 1982 cuatro países muestran una brusca o violenta caída en su PBI, esos países son: EE.UU. (menos 2,1 %), Suiza (-1,2 %), R.F. Alemania (-1,1 %) país que muestra una crisis negativa que se prolonga por dos años consecutivos, e Italia (-0,4 %) que continuará su declinación un año más, en 1983. Sólo tres países se salvan de la caída; esos países son: Japón, Francia y Gran Bretaña; los tres por causas distintas, como pasaremos a ver.
Japón no sufrió la caída de su PBI por la simple razón de que más bien se había puesto a la cabeza de los cambios tecnológicos, y por ello mismo, provocó la crisis en otros países en los que ofertó mejores productos a bajos precios. De su lado, Francia eludió bien la crisis por que su desarrollo en el período 1960-1980 había sido de los más altos (sólo superado por el Japón) y por tanto se encontraba en mejores condiciones para encarar el fenómeno, y a más de ello, cuando el Japón empezó a invadir otros países con sus productos fabricados por las industrias de alta tecnología, entonces procedió a aplicar una enérgica política proteccionista, que le habría de dar óptimos resultados. En el caso de Gran Bretaña sucedió que el descubrimiento y explotación del petróleo en el Mar del Norte le dio una suerte de paraguas ante el chubasco de los años 1981 y 1983 (pero como contrapartida, la tasa de crecimiento de su PBI fue muy modesta).
Los efectos de la crisis de 1982 en las economías de los países pobres fueron, como es comprensible, arrasadores, pues ese año se dio inicio al interminable período de la decadencia de esas innumerables naciones. es éste el caso, por ejemplo,  América Latina.

LA TERCERA REVOLUCION INDUSTRIAL- PRIMERA PARTE

LA TERCERA OLA QUE SACUDIO EL MUNDO

Durante las décadas de los años 50s, 60s y 70s del siglo actual, los avances científicos y tecnológicos no cesaron en ningún momento de realizarse. Aunque, claro está, la mayor parte de esos progresos no se difundieron, a la espera del detonante que presionara al sector productivo para asimilarlos en su funcionamiento. Ese detonante se activó en 1973, a partir del shock petrolífero generado por el alza violenta del combustible, realizada por la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se hallaba bajo el control de los países enfrentados por entonces en guerra contra Israel, apoyado por los Estados Unidos y las potencias europeas, a todos los que se propusieron castigar con esa medida los productores de petróleo. En esta perspectiva, los precios del barril de crudo evolucionaron hacia el alza, como se desprende de la serie que va en seguida:
1973 ...... US$ 5,8 el barril
1974 ...... US$ 12,8 el barril
1978 ...... US$ 13,1 el barril
1979 ...... US$ 27,4 el barril
1980 ...... US$ 35,2 el barril

Como se ve en la serie anterior, en 1974 el precio del crudo se había más que duplicado con referencia al que tenía el año anterior, y un lustro después (en 1979), la cotización del barril pasó a los 27,4 dólares para alcanzar la cifra récord de 35,2 dólares el año 1980. Dado que la tecnología que se desarrolló en el curso de la Segunda Revolución Industrial, y que era la que se empleaba en la década de los 70s, se fundaba en el empleo del petróleo barato (y en la industria pesada venida del siglo pasado), un incremento de precios tan grande como el habido en el crudo tenía que generar, como efectivamente generó, una conmoción gigantesca, lo que obligó a las potencias industriales a reorientar toda su tecnología, haciendo que ella tuviera estas tres particularidades distintivas:

1. En primer lugar, la nueva tecnología debería emplear la menor energía posible, así como también un mínimo de mano de obra.
2. En segundo lugar, debería ser una tecnología de muy amplia incidencia en todos los aspectos de la vida individual y colectiva; y
3. En tercer lugar, debería ser una tecnología que, teniendo una elevada productividad, emplee menos materias primas valiosas o tradicionales que sus precedentes.

Tres grupos tecnológicos satisfacen plenamente las anteriores particularidades impuestas por la nueva situación; estos 3 grupos son: la robótica, la ingeniería genética (o bioingeniería) y las telecomunicaciones. En el centro de la robótica y las telecomunicaciones se encuentra la tecnología de los ordenadores que son la nueva forma de operar el trabajo industrial, con el intenso empleo de la electrónica. La química tradicional, basada en el petróleo, fue reemplazada en la nueva perspectiva por la biología fundada en la genética, que emplea microorganismos en la producción de artículos químicos, farmacéuticos y textiles. Pero veamos la forma en que evolucionaron en el mundo los tres grupos tecnológicos apuntados.


1) La Robótica 
El primer robot industrial fue construido en 1961 por Joseph Engleberger (EE.UU.) quien acopló a un ordenador brazos mecánicos articulados, con lo que tuvo el primer robot al que se le conoce como el "unimate". En los años sucesivos se fue mejorando el modelo inicial, de manera que cuando en los primeros años de la década de los 70s progresó enormemente la microelectrónica, el costo de los robots bajó substantivamente, lo que fue percibido tempranamente por la industria automotriz japonesa, que desde 1970 empezó a utilizar en sus plantas de montaje estos nuevos aportes al proceso productivo (a poco, la siderometalurgia también generalizaría el uso de los robots industriales perfeccionados). Como es sabido, los robots no sólo resultan mucho más baratos que la mano de obra humana, sino que no cometen errores y pueden trabajar sin interrupciones, sin requerir calefacción, ni luz, ni tiempo especial por razones de fatiga, (pues ellos pueden corregir sus propios defectos o arreglar sus sistemas, si sufren algún daño eventual).
El ritmo tan intenso en que la industria japonesa se robotizó, se tradujo en el aumento de la velocidad de penetración del automóvil nipón en los mercados norteamericanos y europeos, con el correlativo retroceso de la producción local: mientras en 1978 los EE.UU. fabri-caron 13 millones de unidades de coches, dos años después, en 1980 tal cifra descendió a los 8 millones y en 1982 ellos montaron únicamente los 5 millones; esto significó no solamente que muchos de los mercados de exportación los habían perdido, sino lo que es aún peor: había ocurrido que ese año de 1982, el 27 por ciento del mercado interno de los EE.UU. era ya cubierto por los coches japoneses; dado que, al paso en que se iba, los Estados Unidos habrían presenciado la quiebra total de su enorme industria automovilística, el propio presidente del país norteño viajó a la capital japonesa para pedir (y lograr) que los mismos productores nipones frenaran sus exportaciones destinadas a la potencia norteña, bastante herida comercial y económicamente. Pero no solamente norteamérica sufrió la agresividad comercial asiática; también Europa vio invadidos sus predios por los coches japoneses, que en 1982 cubrían el 10 por ciento de la demanda automotriz alema-na. Asimismo, Inglaterra perdió el 30 por ciento de su mercado interno de automotrices, proporción que también correspondió a Bélgica. Este cuadro sólo tuvo una excepción: Francia, que protegió enérgicamente su mercado interno, sin que para ello le importara violar abiertamente acuerdos y tratados vigentes; para los gobernantes galos, antes que todos los acuerdos y convenios internacionales está la defensa de su economía propia. Es de advertir que, paralelamente con ese enérgico proteccionismo, Francia tomó medidas para impulsar su política de modernización y de innovaciones tecnológicas.
Es claro que la conmoción provocada por el Japón en todo el mundo, aquél histórico año de 1982, dio comienzo a una verdadera guerra por la robótica en las esferas en que se mueven los países más poderosos: el año de 1980 el Japón produjo 3,000 robots, mientras EE.UU. sólo llegó a poner en el mercado 1,300; años después, en 1985 el país asiático sobrepasó los 30,000 robots producidos, en tanto que los norteamericanos apenas se aproximaron a las 6,000 unidades. Dado que las proyecciones indicaban que, hacia 1990, Japón tendría una producción de 60,000 robots industriales al tiempo que EE.UU. únicamente alcanzaría unos 22,000 de dichos aparatos, las más gigan-tescas corporaciones norteaméricanas se han puesto a diseñar planos secretos para perfeccionar los robots hoy existentes y aumentar substantivamente su producción: la IBM tiene ya un robot con dedos que pueden palpar y agarrar objetos; a su vez, la General Motors cuenta con un robot que puede pintar un automóvil en un tiempo relativamente pequeño; la Westinghouse ha montado un gran centro productor de robots, lo mismo ha hecho la Bendix; la United Technologics ha inventado un robot soldador altamente sofisticado. Frente a esas medidas norteamericanas, la Fujitsu Fanuc del Japón está ampliando sustantivamente sus plantas dedicadas a la fabricación de robots mucho mejores que los actuales, al tiempo que la Kawasaji Heavy Industries ha construido una enorme planta de 76 millones de dólares que, de hecho, es la más enorme fábrica productora de robots del mundo entero. En la carrera robótica participan también las potencias europeas, que exhiben en su haber el mérito de contar con los aparatos más avanzados del universo: la empresa sueca Asea produce el más notable robot del mundo, el que hace soldaduría por arco (de hecho, su similar japonés no es sino una copia del modelo original sueco); las empresas alemanas Kuka Mann, Volkswagen y Daimler-Benz también fabrican robots soldadores; el robot italiano Allegro es uno de los más destacados en el montaje automotriz, conjuntamente con el Sigma producido por la Olivetti también italiana, la Federación Rusa, de su lado, se encuentra empeñada en superar el retraso relativo que muestran sus industrias dedicadas a la microelectrónica y a los ordenadores (que vienen a constituir el corazón mismo de la robótica), para lo que ha tomado enérgicas medidas orientadas a la aceleración del adelanto de las ramas que se dedican a este tipo de productos de la tecnología actual.

FIN DE LA PRIMERA PARTE